Tu propio Laocoonte
Olivia tiene 32 años, es argentina y vive en el exterior
hace un tiempo. Tiene una vida feliz y, en general, es alegre y optimista.
Siempre se preocupa por que todos a su alrededor estén felices y no les falte
nada. Pero le suele pasar que cuando ella necesita algo, no sabe dárselo con el
mismo amor con el que se los da a otros, no se tiene la misma paciencia que a
los demás y, comúnmente, no se deja pasar una y se castiga mucho cuando algo no
sale como esperaba.
En sus días oscuros, que suelen ser los menos pero intensos,
le cuesta mucho ver lo positivo de las cosas, se centra en los detalles menos
importantes y que no suman y no puede ver todo el trabajo que hizo para estar
donde está hoy.
Ella es un alma libre, que reparte felicidad a donde quiera
que vaya pero, en su interior, se debate una constante lucha entre lo que ella
quiere ser y lo que le imponen desde el afuera. Se define la oveja negra porque
no está en sus planes hacer las cosas de la manera en que su familia “espera”,
la manera “tradicional”. Ella no tiene como prioridad escalar en una compañía y
llegar a ser manager, ni casarse joven para comprar una casa, tener 3 hijos y un
perro.
Ella quiere hacer lo que le gusta, salir con amigos y vivir
el amor en plenitud. Quiere viajar por el mundo y, en su ideal, ser su propia
jefa. No le importan los lujos ni tampoco las etiquetas, pero no puede dejar de
debatirse internamente con lo que cree que esperan de ella.
En esos días oscuros, se siente perdida en el mundo y sin
rumbo fijo. Se pregunta si están bien las decisiones que toma o si debería
abandonar todo y llevar la vida que le dicen que debería tener. Lucha con sus
inseguridades, con la búsqueda de empleo que la hace preguntarse qué es lo que
realmente quiere y si es suficientemente capaz para conseguirlo, con tener
dinero para mantenerse pero sin dejar la vida en ello.
Son esos momentos en los que siente que no encaja, que lo
que ella desea no es real y donde se cuestiona absolutamente todas sus
decisiones. Es ahí cuando comienza a luchar con sus “serpientes” internas, las
estructuras sociales que dicen que la manera en que ella hace las cosas no son
las correctas y que debería hacerlo distinto. En realidad estas serpientes son
sus propios miedos proyectados en el afuera, es cuando duda de sí misma y cree
que no es capaz de llevar la vida que realmente desea.
Es un trabajo de todos los días pero que lleva adelante con
esfuerzo, es un proceso de confiar en sí misma y llegar a ser la persona que
ella desea.
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