Amor y lluvia de verano
Nacho y María están sentados en un café, tomando algo con sus dedos entrelazados, jugueteando en silencio. De repente, sopla un viento y a María se le revuelve todo el pelo. Ambos se miran, aún en silencio, y María, sin acomodarse el pelo, explota en una carcajada seguida por la de Nacho que intentó aguantarla hasta que ya no pudo más.
Están un momento
riéndose hasta las lágrimas, María se acomoda el pelo y ambos suspiran
sonriendo. Se miran con esos ojos que transmiten el amor profundo que se tienen
y que hasta puede sentirse desde afuera hasta que Nacho rompe el silencio:
NACHO: - Gracias
por este fin de semana tan hermoso. Me encantó acampar con vos y que conocieras
a mi familia de Barcelona.
(María le toma con
las dos manos la mano de Nacho con la que jugaba previamente)
MARÍA: - Gracias a
vos por este finde y por haberme presentado a quienes son tan importantes para
vos. Me hizo muy feliz.
NACHO: - A mí
también, lo disfruté mucho y les caíste súper bien a ellos.
MARÍA: - Y ellos a
mí también, son una familia hermosa y me la pasé increíble. Además, creo que
deberíamos volver a acampar pronto, estuvo muy bueno e hicimos muy buen equipo.
NACHO: - Estoy de
acuerdo, la pasamos súper bien y nos complementamos increíble. Me gustó mucho.
María se lo queda
viendo con una sonrisa en la cara de esas que te estrujan un poquito el corazón
por lo intensas y llenas de amor. Nacho se levanta un poco de su silla por
sobre la mesa y le da un beso primero en los labios y luego en la frente. María
cierra los ojos y lo disfruta como si solo existieran ellos dos en ese momento.
Se miran y cuando
están terminando el café empiezan a caer las primeras gotas de lo que parece
será una intensa lluvia de verano. Recogen sus cosas, Nacho le pasa un brazo
por encima de los hombros de María y ella por la cintura y emprenden el camino
de vuelta a casa con esa sensación de que nada malo puede pasar.
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