P i p e punk

                                                                              Sábado 28 de agosto de 2021, 15hs., Can Puig - España  


- Bueno, dale, lo voy a hacer. Ufffff que nerviooooos... estoy emocionada como si fuera a subirme a una montaña rusa.

Así me sentí el otro día cuando estaba muy cerca de vivir una experiencia totalmente nueva y de la que no sabía qué esperar. Empecé teniendo miedo, por eso hasta el momento no había incursionado en el tema, pero informándome y hablando con gente de confianza tomé la decisión de hacerlo.

El día pautado estábamos todos los que íbamos a formar parte de la aventura sentados en una mesa en el medio de las montañas, en un lugar perdido de España (Can Puig, siendo precisos). Eran como las 15hs, habíamos hecho el ayuno necesario y el pelado se propuso darnos una información básica para que todo fluyera de manera natural. Nos tiró unos tips y comenzó la aventura.

A mí me latía el corazón tan fuerte como si estuviera en la fila de algún juego en el parque de diversiones, no dejaba de sonreír y aplaudir, sentía que tenía 3 años. Con Luci y Merichein acordamos ir juntas para todos lados y llevarnos un chocolate como salvavidas, por si nos asustábamos y queríamos volver.

Cada uno tomó su parte y la comió, a partir de ahí.. lo desconocido. Esperar a ver qué iba pasando pero tratando de relajarnos. Me dijeron que tardaba como 30 min o una hora en hacer efecto.. pero a todos nos subió mucho antes -lo confesamos cuando terminó la travesía- 

Lo primero que hicimos fue irnos de la casa, donde se quedaban los que no querían formar parte, y nos instalamos -momentáneamente- en medio de un campo, donde había de esos círculos grandes de paja como lo que comen los caballos o algún animal del estilo.

Tiramos unas mantas y nos acostamos, pusimos música y nos quedamos contemplando el cielo. Algunos se fueron yendo a recorrer los alrededores, otros nos quedamos un rato más ahí, yo me subí a uno de esos cosos de paja -conseguí un fotón pero me rayé las dos piernas y la panza-, obviamente fue con ayuda porque no llegaba saltando.

Después de un rato de estar ahí, con Luci decidimos ir a hacer pipí atrás de unos de estos pajales gigantes, ahí nos dimos cuentas que ya andábamos en una. Nuestra expedición empezó.. nos fuimos como para la derecha, nos metimos en un camino y sentimos que estábamos en "A jugar con Hugo" -obviamente, nosotras éramos Hugo-. Yo le seguía los pasos a Luci, fuimos avanzando distintos obstáculos, arenas movedizas.. se presentaban todo tipo de escenografías. En un momento nos dimos cuenta de que eso no nos llevaba a ningún lado y emprendimos el regreso a donde estábamos antes. Cuando nos dimos cuenta, habíamos recorrido como 10metros, a pesar de sentir que habíamos caminado kilómetros. 

Cuando salíamos de donde estábamos, miré mi pie y me di cuenta que tenía un montón de esos abrojitos que pinchan y se enganchan en la ropa. -El día anterior estuvimos acostados en una manta tocando la guitarra y cantando bajo las estrellas y cuando nos fuimos a acostar nos dimos cuenta con el pelado que tenía en la media enganchado uno de esos abrojitos. Fue GRACIOSÍSIMA la situación porque no podía sacárselo y empezó a hacer una danza que lo único que conseguía era pasárselo de un pie a otro.. mientras tanto yo estaba acostada en la cama llorando de risa. Cuando logró desenganchárselo, lo vimos y era un abrojito bebé, rubio y con los pirinchos que parecía punk. Le pusimos "Pipe" y lo dejamos en la mesita de luz. Al día siguiente le contamos a todos su historia.. la hicimos real, empezó su vida, con nosotros-. La cuestión fue que cuando noté a toda esa tropa de abrojitos en mi zapatilla automáticamente pensé que era la familia de Pipe buscándolo y los dejé ahí un buen rato, hasta que después de caminar un par de pasos me pincharon mucho y tuve que disculparme y dejarlos ahí -obviamente les dije que estuvieran tranquilos, que íbamos a cuidar muy bien de Pipe, porque él nos había elegido y estaba feliz-

Volvimos y todavía algunos de los chicos seguían ahí, hablamos un rato y les conté de la familia de Pipe.. 

Decidimos ir en busca de nuevas aventuras en el inmenso escenario que nos regalaba ese lugar mágico.

Empezamos a recorrer el lugar.. llegamos a una parte donde escuché un ruido que casi me mata del susto y me empecé a reír, era una cabra hablándome! -juro que me hablaba, me miraba mientras trataba de decirme algo, en idioma cabra, claro-. Era la casa de algún vecino, tenían muchas cabras y sus bebés y perros, gallinas.. parecía una granja. La llamé a Luci y vino a ver ese espectáculo, era surreal, ese escenario salió de la nada. Nos dimos cuenta que las cabras ya habían normalizado nuestra presencia y volvieron a hacer sus cosas -comer pasto, básicamente- menos una, era blanca con marrón y con una chivita blanca también, masticaba algo con ese movimiento de mandíbula tan característico de las cabras -en realidad parecía que armaba algo para escupirnos, yo estaba segura de que si nos acercábamos nos lanzaba esa bola de baba, y quién sabe qué más, encima- y nos miraba fijo, con el ceño fruncido. La miramos con Luci y nos miramos y nos dijimos: "-vos estás viendo lo mismo que yo no?, esa cabra nos está mirando mal, no le caemos bien me parece." y nos empezamos a reír de nuevo.

Sí, todo el tiempo teníamos que frenar porque nos daban unos ataques de risa de otro planeta. Yo tenía que acuclillarme porque me meaba -la historia de mi vida, pero esta vez potenciado-

Nos metimos por un camino, de un lado era campo abierto pero como con una especie de alambrado que yo juré que estaba electrificado, así que cada vez que alguien quería tocarlo los alertaba de mi sospecha.. me daba nervios que pasara algo. Y del otro lado un bosque frondoso.. pero que en una parte se veía como tenebroso, que fue donde nos encontramos a Iván que se había metido y nos llamaba. Cuando entramos vimos que era bosque tipo precipicio, todo cuesta abajo. Él iba colgado de las ramas tipo Tarzán, deslizándose -demasiado rápido a mi parecer, más en el mood en el que estábamos- y nosotras teníamos la intención de acercarnos a él pero estuvimos como 10 minutos -quizás fueron 2, pero el tiempo ya no se sentía como en la vida real jajaj- mirando fijo unas ramas que teníamos enfrente y que, según nosotras, nos impedían pasar para el otro lado. Después de un rato de analizarlo, pasamos -obvio nos rayamos todas las piernas porque tenían muchas espinas y nosotras no estábamos siendo las más hábiles para esquivarlas- y yo empecé a bajar hasta que en un momento la miré a Luci y le dije: "-amiga, porqué estamos haciendo esto? No vamos a poder volver a subir" -todo esto medio acostada, colgada de una rama y riéndome a carcajadas-. Ahí decidimos dar marcha atrás, desearle éxitos a Iván y seguir con nuestro camino, lejos de ese bosque que, según nosotras, no quería que lo inspeccionáramos. Tomamos todas las señales, dificultades más bien, como señales de que no teníamos que estar ahí, de que el bosque no quería, y nos fuimos en busca de más aventuras.

Seguimos avanzando -o retrocediendo, en ese momento nada estaba muy claro- pasamos por abajo de otro tipo de cable y llegamos a un espacio abierto donde estaban los cimientos de lo que podría haber sido una casa pero que evidentemente habían abandonado. Con Luci festejamos, ¡teníamos una casa para nosotras!, la recorrimos, repartimos los cuartos y dijimos que había en cada ambiente, teníamos hasta un árbol adentro de nuestro nuevo hogar. 

Ese fue uno de "los momentos" -porque fue uno de los momentos en los que sentí que todo a mi alrededor estaba en pausa y yo sola en movimiento, todo era lento, intenso, mágico. incluso la manera en la que sentía los latidos de mi corazón y mi respiración-, frené a mirar el cielo, respirar profundo. Sentí los olores, el viento, los colores.. sentí mucho, todo, más de lo que normalmente siento. Cerré los ojos, escuché la naturaleza.. me pasó que por momentos fue un poco abrumador tanto todo, fue abrumador nivel aguantar la respiración y necesitar una brisa que me devuelva el aire. El silencio aturdía.. se escuchaba muy fuerte en los oídos. Con Luci, cada una parada en un lugar, en silencio mirando el cielo, respirando libertad, sintiendo intensidad.. fueron probablemente unos segundos, quizás un minuto, que se sintió como una eternidad pero no pesada, una eternidad liviana de esas que te marcan, que te movilizan, que te hacen sentir, mucho, fuerte.

Salimos de ese momento y escuchamos que venían Iván y el pelado. Los llamamos y les contamos de nuestra nueva adquisición, nuestro descubrimiento.. nuestra casa. Los chicos venían por un bosque que había al lado de la casa, distinto al anterior, este era plano y lleno de .. lleno de hojas, animales, ramas.. muchas cosas. Nos unimos a ellos entrando por el costado, nos dimos cuenta de que ese bosque nos invitaba a conocerlo, súper distinto al anterior. Y empezamos a recorrerlo, a observarlo, a escucharlo, a sentirlo. Encontramos caminos, una lata oxidada que parecía casi puesta a propósito ahí, como en la escenografía de una peli, una bellota muy chiquitita que me agaché a mirar y la agarré.. sin dudas esperaba que apareciera la ardilla de "La Era del Hielo" a sacármela.

El pelado se me acercó y me rozó el brazo, se me erizó la piel, y me dijo: "-Hacía rato que quería tocarte, quería ver cómo se sentía". Y lo miré.. lo miré y le acaricié el brazo.. yo creo que así debe sentirse la magia, es difícil de describir y que puedan hacerse una leve idea de lo que sentí en ese momento. 

Estuvimos recorriendo, sintiendo, descubriendo lugares, olores, colores un rato más.. mientras nos juntábamos y nos volvíamos a separar, menos con Luci, con ella no nos separamos nunca. Finalmente volvimos al punto de partida, a donde habíamos dejado las mantas, el chocolate que habíamos llevado como rescate -fue por si nos daba miedo en algún momento y queríamos bajar.. el tema es que estuvimos tan en una disfrutando que nos lo olvidamos ahí- y algunas cosas más.

Cuando llegamos nos encontramos con algunos de los chicos, otros andaban todavía en su viaje místico por algún lugar. Nos acostamos en la manta de nuevo y miramos el cielo, yo pasaba las manos y dejaba como una estela, marcaba el camino y podía verlo. Vimos nubes con formas de un montón de cosas, otro momento increíble. Hablábamos cada tanto y nos tentábamos y después volvíamos al silencio donde cada uno se armaba su cuento de lo que iba descubriendo.

En un momento -y éste por lejos fue el más flashero para mí- escuchamos al perro de los vecinos ladrar, yo me asusté, y cuando nos sentamos vimos al perro y de golpe aparecieron todas las cabras enfrente nuestro y se quedaron paradas mirándonos fijo. Ese momento duró muchísimo en mi cabeza -porque estoy segura de que, como la mayoría de los "momentos", solo duró unos segundos-. Al toque apareció un señor con uno de esos bastones tipo los de la chica que tiene a las ovejas en Toy Story, yo automáticamente me sentí en el Age of Empires.. increíble el escenario en el que estábamos en ese instante, yo no podía creerlo. Nos miramos fijos con las cabras y, de golpe, empezaron a correr hacia nuestro lado.. yo ahí admito que me acuclillé y me preparé para salir corriendo. Juré que nos iban a atacar, nadie sabe porqué. Pero vi que nadie activó, todos se quedaron de lo más tranquilos en la manta entonces respiré y volví a sentarme. Las cabras se dispersaron por todo el lugar y el señor se nos acercó y nos empezó a decir algo en un catalán bastante cerrado, me tomó tiempo darme cuenta que solo estaba haciendo un chiste y no estaba enojado.

Pasado el momento, con Luci les contamos a los chicos lo de la cabra a la que le caíamos mal y uno de ellos dice: "-cuál es la cabra?" y cuando nos damos vuelta para buscarla la vemos en el medio de todas, que estaban en la suya comiendo, paseando y demás, mirándonos fijo, con el ceño fruncido y masticando esa preparación que yo sé que nos quería escupir encima. Nos empezamos a descostillar de risa todos porque comprobaron que no estábamos flasheando, efectivamente le caíamos mal -ajajajaja me acuerdo y me río-. 

El señor y sus cabras siguieron su camino, nosotros quedamos un rato más ahí, en una.. hasta que creímos conveniente emprender el regreso para buscar comida -hacía muchas horas que no ingeríamos ningún alimento y ya lo que nos hacía estar en narnia era la languidez por la falta de comida-. Agarramos todo y activamos para la casa en donde habían quedado un par más de los chicos que no quisieron sumarse al viaje.

Llegamos y nos recibieron con lo que para mí fue un banquete.. una picada increíble que me devolvió la energía que ya no tenía por el hambre que sentía.

La noche fluyó hermosamente, todavía con algunos residuos de la magia vivida y disfrutando del amor y la comida en un lugar increíble.

Sin dudas, esta experiencia fue más de lo que podría haberme imaginado.

¿La clave? la naturaleza, gente del bien y paz -afuera y adentro- bueno.. y la comida, siempre.


Hasta otro viaje, mientras tanto.. felicidad siempre.






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